viernes, 18 de diciembre de 2015
Y aún recuerdo como quemaban las yemas de tus dedos recorriendome, fuimos en subjuntivo, quizás sin nunca llegar a ser.
Yo frente a esta lluvia torrencial de palabras que están mudas, sin ser capaz de articular ni tan solo una de ellas. Pero por dentro gritan, elevan su volumen hasta hacer estallar mi cabeza, y yo, sello los labios a cal y canto.
Ya no hueles, ni huelen mis sábanas. Ya no eres, ni volverás a ser. Ya no escribo, me enfrento a una pantalla en blanco y una aglomeración de palabras.
Me encuentro frente a la entrada del metro, abarrotada, colapsada de viandantes, cielos, como me cuesta recordarte.
Nos estamos acostumbrando a la distancia a faltar, y es raro estar.
Y no me entiendo ni yo, esto es el caos original. Ya no escribo, vómito palabras sin ton ni son.
Me refugio en mi mundo onírico particular, puede que pronto me vuelva desde allí, por ahora habito en este sueño.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Hueles (con Javy)
Hueles a hasta pronto, a cinta de embalaje y prisas, hueles a fugacidad de una noche de verano y te has quedado dos inviernos.
Hueles a noches en vilo, a besos de estación, hueles a despedida. A que quiero que te quedes conmigo, aunque no tengas un buen motivo.
Hueles a un después que no llega, a la última mirada desde el otro lado del andén. Y dios, ya no hueles más que en mis sábanas. Hueles a promesas de café por las mañanas, y a abrazos por la espalda.
Hueles a lluvia recién mojada sobre la hierba, a rosa recién cortada. Hueles a la tranquilidad que me das en mi cuerpo, al escuchar tus suspiros tras decirme: te quiero.
Hueles a besos por el cuello y a algún que otro poema de Bequer. Hueles a siglos de historia, a mitos y leyendas. Hueles a noches de sueños enredados. Y hueles a fuerza, a ganas de querer quedarse y a un no sé. Hueles tan a ti, que haces que mi piel ya no huela a miedo.
Hueles a recuerdo. Pues si bien hoy te tuve, también se que mañana no te tendré. Pues no se que hacer para que te quedes o que debes tu hacer, para que no me vaya yo también.
Y ya lo dijo Neruda, es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Y tu eres incertidumbre, un no sé constante de carne y hueso. Y yo aquí estoy repasando los pasos de nuestro baile, que no hay música que no suene a ti , ni olvido por largo que sea que no huela como hueles.No se si olvidaste ya nuestro ultimo beso. Pero quizás un día, oliendo cualquier cosa, la más mínima de la rutina, hara que haga que te acuerdes de mi.
Y me huele a lluvia, a tormenta que se acerca. Huele a huracanes de recuerdos que no quieren dormir. Me huele tan a ti que te siento aquí.
Y me huele a esperanza, a saber que aunque se muy bien que no regresarías, tengo la seguridad de que encontraré a otra persona con la que compartir mis sentimientos y pensamientos más profundos. Con quién despertar, reír y soñar, pese a ser tu con quien aprendí a amar.
Me enseñaste a amar y a morir de amor. Y ahora me dejas aquí sin haberme enseñado a olvidarte, a borrar la huellas de tus labios por mi piel. Y no, esta lección no la quiero aprender. Quiero que continué oliendo a café por las mañanas, y que los buenos días sean abrazos. Que no haya ganas de salir de la cama, que sea nuestro barco a la deriva.
Me acuerdo cuando nos besabamos y en vez de salir a la calle nos daba pereza por estas abrazados en la cama. Me acuerdo cuando me decías te quiero tras habernos picado entre cosquillas y jugueteos con la almohada. Me acuerdo lo que sentía y si eso no era felicidad, por lo menos, era lo que más se parecía.
Soñábamos un sueño infinito, y sin cerrar los ojos. Éramos ilusiones transitorias que se quedaron estancadas en un beso, profundo, cargado hasta las trancas. Igual que van los gintonic desde que no estás.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Posdata: te quiero.
Eras el de los andares graciosos. El que se quedaba hasta las tantas por mi, y con el que me dormía hablando. Eras poesía de la buena de esa que cala en lo más hondo.
Cielo eras un gran conjunto de incongruencias, y eras los versos de Neruda que nunca olvidaré. Eras presencia aún en tu ausencia porque todas las canciones me hablaban de ti.
Eras mi salvavidas, y mis remos. Mi fuerza en las decaidas. Mi amor platónico y mi amante. Eras mi enamorado del amor cortés, y yo la "señor" que no se pudo resistir.
Eras mi equilibrio y mis constantes.
Sé que soy la que te llama cursi, y la que le cuesta recibirte sabiendo que te vas, quiero menos reencuentros y despedidas más largas, que duren años.
Y es que hay gente que habla de suerte. Yo digo que ojalá siempre nos quede diciembre. Ojalá siempre nos quedemos.
lunes, 7 de diciembre de 2015
escribo...
Por la ventana entra la luz tenue de la farola de enfrente, no alcanza a iluminar la puerta y yo, me conformo con pensar que por eso no veo la salida.
Dicen que si un escritor se enamora de ti, nunca morirás. Y yo, yo escribo para no morir, porque sé que ningún escritor se enamorará de mi.
Regalo mis líneas rotas a medio acabar, cargadas de falta de ganas, de fuerzas fallidas, a quien las quiera.
Regalo mis palabras vacías que van directas al pecho, a alguien que entienda que el recuerdo acecha, como solo yo puedo sentirlo adentrarse bajo mis sábanas, y luego se marcha riendo, dejándome con el suspiro en los labios. Me piden palabra más bonitas, realidades garabateadas con menos espinas. Lo hacen sin llegar a comprender, que en estas líneas mal construidas de millones de errores, se escapan rompiendo en mil pedazos mi existencia los gritos que llevo dentro, que aunque no encuentren consuelo en las palabras se vuelven tangibles y se marchan de mi interior, volviendose peso en el papel y no en la conciencia.
Y son esos días en los que no hecho de menos a nadie del pasado, tan solo a mi, pero yo quedé muy lejos ya.
Quedé en un invierno que no calaba, y una primavera que en lugar de florecer se marchitó, me perdí en este horrible sitio, la realidad, mi realidad.
Y que importa si las palabras son tristes o si no agradan a todos.
Yo escribo para seguir con vida.
Para odiarme un poco menos.
Para poder amarnos un poco más.
Escribo porque somos imperfectos, pero sobre todo porque nunca deberíamos buscar la perfección.
Los paisajes más bonitos no lo son, las mejores personas vienen hechas mierda por dentro.
Escribo porque aunque ningún escritor se enamorará de mi. Espero un día poder creer que me merezco a quien me ama.
jueves, 26 de noviembre de 2015
Llueve.
Demasiados reproches, y un derroche de éxtasis que recorría sus venas.
Esa? Sí, esa. Esa, tú! Ella que ve pasar el tiempo y lo deja marchar. Esa que cree que la vida es un lienzo en blanco que no debe pintar.
Esa? Tú? No, yo.
Fuera llueve.
Lo sé, oigo el repiqueteo constante de la lluvia. Y cala, cala hasta los huesos. No he salido, en verdad casi nunca salgo desde que no estás, pero hoy la excusa es la lluvia.
He asomado unos delicados dedos blancos seguidos de una frágil muñeca, tan blanca y pálida, que casi era traslúcida. He traspasado el umbral de esta ventana apenas abierta y he tocado la lluvia. Ha sido simplemente, por sentir algo. Porque desde que tu no estás, no siento nada.
Me mantengo en un limbo constante.
De días fríos y nublados, y noches, bueno noches aún más frías y en blanco.
Mi mente siempre en blanco no vaya a ser que a tu sonrisa se le de por aparecer, o a mi memoria por recordarte.
En blanco.
Un lienzo en blanco nunca puede hacer daño.
Somos retales, retales de una vida de caídas y algún que otro progreso. Y no sé, también nos formamos de puntadas de hilo, esas que nos dejan los desconocidos que llegamos a conocer tan bien.
También somos vivencias, reuerdos clavados en la memoria que se niegan a abandonarnos, que nos quitan el sueño por las noches, y otros que nos dan mas ganas de soñar.
Y es que hay quien llega a tu vida para ordenarla, para centrarte y quien interrumpe atropelladamente poniendo patas arriba nuestro pequeño universo, provocando aún mas desastres en nuestro ya de por sí enrevesado caos existencial.
Hay quien te pinta una sonrisa en la cara y quien te hace cosquillas hasta que no puedes dejar de reír y no tienes más necesidades que la de un abrazo infinito.
Está quien te inspira, y quien lleva las palabras grabadas en sus ojos .Y te invita a no dejar de leer.
martes, 17 de noviembre de 2015
Turismo emocional
Es esa chica desaliñada. La de despertares revueltos. La del ¿que me queda?. La del ¿tanto vale?.
Esa chica que quiere cambiar el mundo. Que llora intentando entender el porqué. La que se leyó de arriba a abajo un "que hacer".
La que no hace más que pensar, la que pregunta por la realidad y solo recibe un pensamiento impuesto, esa chica que piensa a escondidas, que pregunta bajito arropada por la oscuridad de la noche a la almohada como acabar con el dolor. Y mi niña, mi chiquilla de alegres mejillas, hasta que se le enseñe al ser humano a practicar la humanidad, no dejará de haber dolor.
¿Y sin embargo, que es la humanidad, sino ser humanos, imperfectos y ansiosos? Depredadores de su propia especie.
La niña del andén nueve y tres cuartos, ya no es una niña. Ya está rota por el dolor. Ya ha descubierto que crecer no da respuestas, que no hace más que generar preguntas.
La chica, sí, la chica de pensamientos oprimidos. La que ha descubierto que la paz no es más que un concepto. Y con este va ligado el miedo, pues si hay paz, también debe existir su contrario. La niña ha entendido que no todas las flores florecen en primavera. Que el mundo que la rodea es demasiado cruel y está lleno de intereses, como para valorar la vida, simplemente por eso, por ser vida. Ha comprendido que tanto tienes, tanto vales.
La niña del andén nueve y tres cuartos. La que espera en la estación la tan esperada llegada. La que se mira mil veces en el reflejo del móvil mientras se le va acelerando el corazón. Ya no espera. Ha llegado su tren, demasiado lleno de averías y retrasos. De colisiones y evasiones. De paradas. De principios in media res. Bienvenida a tu tren de turismo emocional.
PD: "si algún día consigues volver, no te olvides de visitarme, chica, yo soy la niña que seguirá jugando. Que aún quiere luchar por su sueño".
jueves, 29 de octubre de 2015
Realidad anestesiada
Tan resquebrajada, por dentro óxido y escamas, por fuera diamante imposible de romper. Pero tan huidiza de este mundo que no se ha dejado pulir.
Navega en las corrientes de este río para arrasar sus esquinas. Para dejarse la piel en cualquier cama buscando alguna medicina. Nunca recordó ningún nombre.
Una vida llena de imágenes de imágenes. De realidades disfrazadas.
De ojos cerrados a cal y canto que no se sabe bien si duermen. De noches de sueños que nunca tuvieron ningún testigo. De pastillas para la resaca que se fundían su cerebro. Pero así no dolía. Así soñaba con soñar. Con aún tener esperanza.
En el terreno de los sueños nos encontramos con matices que van más allá de historias felices.Realidad anestesiada. Herencia de la generación perdida. Del boom de la libertad, ee descampados llenos de jeringuillas.
domingo, 18 de octubre de 2015
Si vuelves nos vemos al primer beso en punto. Junto a la tercera caricia bajando por la espalda, todo recto hasta el infierno.
No me juzguez si no sé medir el tiempo, si confundo los días y las horas con besos y caricias. No me juzguez si al pensarte mis manos buscan las tuyas y esta noche solo me encuentran a mí. A mi ser repleto de ausencia.
No me juzguez si mi piel desea tu piel. Si mis piernas buscan tus caderas para enredarse esta noche.
Mis manos recuerdan el tacto de bajar por tu espalda mientras mis uña van a clavarse, ahora estas manos sólo encuentran mi cuerpo tendido en una cama demasiado fría, y se deslizan por el contorno de mi figura hasta clavarse en mi soledad. Mientras en mi pecho se clava el puñal de recordarte, de sentirte tan lejos que resultas inalcanzable.
Mientras la luna me escucha sola. Enloquecida. Y el llanto, no entiende que no es el momento. Dejo de ser yo y me acobijo y me retaigo sobre mi misma.
Vuelvo a las noches de penumbra en las calles, donde me envuelve la oscuridad más abrumadora de todas.
Han vuelto, han vuelto los despertares con el rímel descolocado. Los labios rojos borrosos. Despertares sucesivos. Buenas noches de excesos que podrían no ver un amanecer más.
Miradas descolocadas, con la mente demasiado colocada. Ecos de música nocturna, mientras el la cabeza solo resuena Bob Dylan.
Y en la calle un vestido demasiado escueto,gente pasando. Como amigos y justicieros la botella de Ballantine's y el billete enrollado.
Como rutina tu mirada en cada rostro, tu aliento en cada racha de aire.
Viento de invierno que me mantiene a cinco abrazos bajo cero. A un suspiro del cielo. A una raya del infierno. De ese que bajaba todo recto por la espalda. Ese para el que cogí billete aferrada a tu cintura. Tú te quedaste en tierra, yo continué descendiendo hasta las profundidades. Demasiado tiempo llevo huyendo de las garras del pasado. De tus besos por mi cuello.
10:00 de la mañana olor a café y ruido de trajín en la cocina. La persiana a cal y canto. Ni una gota de luz por la ventana.
viernes, 25 de septiembre de 2015
"Yo le rompí el corazón a un dragón"
Y ella es la que prefería besos a traición, antes que un buen revolcón. Ella que no soportaba los lechos baldíos. Tú que no la supiste valorar.
Ella tan golondrina, tú tan plomo en el pecho. Y joder que ella se moría por ti.
Pero moría por ti entero, no solo por las migajas que te dignabas a darle.
Si la hubieras visto como yo...tan rota, que prefiere no acercarse demasiado por miedo a dañar. Tan frágil, que prefiere no esperarte para no desilusionarse.
Pero pese a estar rota y frágil, es valiente, quizás demasiado valiente para ti. Te abrió de par en par las ventanas de su quebradiza torre de cristal. Y tu? Tu entraste dando portazos y haciendola tambalearse.
Ahora ella tan rota, tan frágil, habita en sus ruinas y tú en su memoria. Ahora tú tan tú que asustas, te marchas, hieres, abandonas...
Y así otra vez mas el príncipe azul demostró no ser tan azul, y la princesa dejo de construir castillos en el aire para descender veloz el río, rumbo a ninguna parte. Rumbo a la memoria. Pobre príncipe azul, que ya no la logró olvidar...
Que sientes en las noches de cama vacía, cuando ella ya no tiene fuerzas para un buenas noches? Que sientes ahora pequeño príncipe al ver que en realidad eras dragón?
"Yo le rompí el corazón a un dragón"
martes, 22 de septiembre de 2015
Amanecemos, bajo un sol que no quema la piel, al capricho de una brisa que cala hasta los huesos.
Amanecemos a duras penas con el sonido de la alarma de fondo. Septiembre ya se nos escapa. Igual que se escaparon entre unos labios tintados de exagerado carmín rojo, los últimos suspiros en un andén.
Se nos escapa Septiembre, éxtasis de recuerdos que ya no arropan al anochecer. Y son acompañados por copas de vino que ocupando ahora el lugar del carmín se apropian de esos tiernos labios.
Labios que ya no descienden tan al sur.
Labios que ya no deshacen otros labios en medio de arrebatos de calor.
Ya no hay sol que caliente la piel, ni piel que queme otra piel. Ya los recuerdos se enfrían junto con la rutina de un café en la cocina, y la banda sonora de un reloj que solo marca las horas, que ya no marca los momentos, pues no encontramos en las calles mojadas más esperas ni más ansias que las de volver a un lecho vacío, a un álbum de fotos corrompido por la soledad.
Las heridas de la piel ya son comunes, ya no llevan nombre y apellido. La precipitación y las prisas solo las causa el horario. Y ese horario no tiene huecos vacíos no hay lugar para la sorpresa, para la locura. Ya no le queda lugar apenas para la añoranza, para el deseo de las noches de recuerdos de voces demasiado cercanas, de alientos que se confunden.
El carmín rojo ha sido desterrado al fondo del cajón, lo ha borrado un rosa pálido que se pierde en medio de un rostro blanco, y quizás demasiado blanco.
Amanecemos cariño, más lejos que cerca. Aún con el deseo de viajes hacia el sur, aún con la geografía pendiente. Despertamos sobre lechos de cenizas en los que hubimos volcado un fuego aterrador. Capaz de encenderse en medio de un océano.
Amanecemos sin nunca llegar a despertar, nos deslizamos sobre los rieles ya marcados sin pensar, porque pensarlo duele. Porque es más fácil hecharle la culpa a Agosto que nos hizo creernos invencibles.
Solo eramos un par de imbéciles que se creyeron en un eterno Abril.
Le rezamos demasiado a Baco, le tomamos la copa que nos tendía sin miedo y aceptamos su desorden. Pero el tiempo lo pone todo en su sitio.
Ya son las 6 de la mañana, amanece, y el despertar viene acompañado de dolores de cabeza y un álbum de fotos caído. Septiembre corre veloz.
martes, 1 de septiembre de 2015
Mas allá del verano
Se sumieron en el bucle infinito de los paseos por la playa en las noches de verano. Se abandonaron al tacto frío de la arena, que quemaba bajo sus cuerpos enredados. Sin mas testigo que la luna, sin más tiempo que el mercado por el ritmo de sus latidos.
Hicieron de un verano un universo paralelo sin pensar en el otoño, que no perdona ni a la brisa cálida de agosto, ni a los despertares sin horarios ni relojes.
Se quemaron tanto aún a sabiendas que los días de lluvia dolerían más tras los cristales humedos, ahora que ya las playas se van volviendo horizontes de sombrillas olvidados.
Se volverá temprana la hora de recogerse, este invierno se cobrará cada hora de mas que le robamos al verano. Y me pregunto yo, que pasará con los abrazos que desperdiciamos los días de calor, cuando el invierno se adentre en un limbo escondido tras la puerta de una habitación que aguarda a dos cuerpos entumecidos ya del placer, demasiado exhaustos de malgastar calor.
martes, 11 de agosto de 2015
Soy el zigzag interminable, que sorprende tras la siguiente curva.
El descenso, el último suspiro encadenado con el acorde final de una canción que suena taladrando la cabeza, hasta volverse eco.
Mientras el sonido y los latidos disminuyen, volviendose apenas perceptibles, demasiado bajos para algunos, casi despreciables.
Con complejo de barco errante, destinado a estrellarse contra el iceberg mas grande de todos, ese del que nunca podrá escapar, que continúa bajo un océano de agua fría capaz de despertar la conciencia justo antes del fatídico golpe final.
Para quien nunca esquivó un bache ni rodeó un charco, las despedidas son algo normal algo más, quizás ese sea el error que nunca tuve miedo a los finales, pero si me aterraron los inicios, el último vistazo al espejo antes de salir, el reflejo del que nunca te puedes fiar.
Que nunca son las imágenes ni las palabras las que mienten, son los ojos y los labios, son las personas.
No son las ganas que se van son tan sólo las decepciones que llegan, abarcando y destruyendo todo lo anterior, pues una palabra tan sólo una palabra en falso mantenida lo puede hacer tambalearse hasta tal punto que que la mas insignificante mota de polvo puede hechar abajo los restos. Las ruinas, pero para que haya ruinas primero tuvo que haber algo, y supongo que por eso nos quedamos, por que da menos miedo quedarse en las ruinas que empezar de cero.
Pero eso solo lo entenderá aquel capaz de ver mas allá, a fin y al cabo quien hiere es quien nunca entiende, cuan frágiles son las ruinas, ruinas que ya no quieren reponerse, que ya no creen ni un susurro del viento de mayo.
Soy el zigzag interminable, que sorprende tras la siguiente curva.
Soy la misma curva viva que nunca termina. Que no quiere palabras vacías, que no quiere ver como cada curva anterior merecía mas que ella.
martes, 28 de julio de 2015
Gaudí de escarcha
Tenia una sonrisa de hielo y el corazón de acero, sus sentimientos no estaban acorazados, tan solo rodeados de una larga lista de decepciones.
No perdía las ganas, tan solo perdía el tiempo; y se quedaron sin oro sus cabellos, y la sonrisa de hielo los volvió escarcha.
Zurcaba con las manos el mapamundi de sus gestos ya marcados en el veterano rostro, grabadas sin tinta las heridas, mas tenaces y resistentes que cualquier aguja de esas que abandonó la generación perdida.
Su figura, mosaico enrevesado cual obra de Gaudí demasiado cansado de correr salpicado por la espuma del mar; que dejó en su piel el ingrato sabor a sal, que se torna amargo con el paso de los amantes, siempre demasiado cumplidores con la letanía de la despedida que ya le sonaba a banda sonora de uns vida de cristales rotos.
domingo, 28 de junio de 2015
Un Van Gogh loco
Con trazo fino delineaba cada uno de sus rincones.
Aún temía que los nervios la delatasen otra vez, el papel como siempre, confidente. Mientras la pluma valiente, sigue dejando fluir todo lo que siente, y la mano nerviosa teme que la realidad ataque otra vez. Que su historia sea un Van Gogh loco, que las lágrimas se mezclen con la pintura. Teme que ya no haya noches estrelladas que pintar, su razón vive preguntando al corazón que pasará si la habitación cambia de color o si simplemente el color de las paredes se acaba.
Que será de los murmullos, de los gritos, del placer y de las risas, en que se tornaran?
lunes, 27 de abril de 2015
Si te quedas..
Si te quedas...
Si te quedas, no puedo ofrecerte sólo lo mejor de mí. Te ofrezco lo bueno y lo malo. Mi risa y mis lágrimas. Enfados tontos y mis caricias. Besos en el cuello y mordiscos que te hagan recordarme toda la semana.
Te doy todo lo que soy. Mis momentos buenos y, también, los que a nadie mas daría.
Tan solo eso, llamemoslo todo.
Todo pues te ofrezco. Lo que te hará quedarte y lo que te dará ganas de marcharte. Eso sí...
Tan solo si te quedas...
martes, 7 de abril de 2015
Algun que otro 21
Sonrió, últimamente siempre sonreía. Como era obvio nunca le dejaba ver que él era el motivo, pero esta vez sonrió por que lo había notado. Había sentido ese leve cosquilleo al rozar sus labios.
Se moría de ganas de verle, de dedicarle todas y cada una de esas palabras que tenía calladas, pero el miedo amordazaba sus labios de una forma tan mezquina que la desquiciaba.
Entonces encontró la forma de liberar todo lo que sentía soltándolo al viento.
Él
nunca lo supo pero cada uno de sus enfados, de sus ataques de celos eran provocados por ese, y si...?
Pues ella se daba cuenta de que cada día le quería más y más.
Amaba cada uno de esos momentos a su lado, sus tonterías.
Lo amaba a él.
viernes, 27 de marzo de 2015
Ecos lejanos
Palabras
La ciudad aún dormía, en realidad esta ciudad siempre dormía. Limitaba su existencia a un bucle continuo de transeúntes que seguían su camino como monótonos cuerpos sin alma.
Eran las siete de la mañana otro día más un hombre despertaba en la puerta de un cajero, otro día más calado hasta los huesos. Mira a la gente pasar escucha sus conversaciones, no por cotilla, la escucha con miedo de olvidar su sonido de olvidar la increíble magia de las sílabas al deslizarse por los labios de la gente para, al instante siguiente estallar en una súbita música.
Pero el hombre sorprendido después de ya mucho tiempo sin ser parte de una conversación, escucha.
Atónito busca en su memoria pues ahora al escuchar a los monótonos seres que él recordaba como personas no escucha nada. Todo sonido producido se ha vuelto vulgar, han cambiado las palabras por simples monosílabos, por sílabas inconexas con el mismo valor que tendría para el una moneda de tres euros. Acaso habría dormido tanto que también las monedas habrían cambiado?
Se remueve incómodo entre sus mantas y cartones. Que le han hecho a las palabras? A la magia? A los sueños?
Ha muerto, todo lo que el había amado había muerto. Rosalía, Antonio Machado, Becquer... Que le habían dado sentido al ya natural orden de las sílabas, ahora ya no había tiempo para la magia.
Huyó impávido, dejándolo todo atrás, el calendario seguiría pasando sus páginas sin que nadie recordase al mago de las palabras, pues ahora ya nada dura demasiado .
lunes, 23 de marzo de 2015
Playa
viernes, 20 de marzo de 2015
Rutina
Nada había cambiado desde el día anterior, se quitó la camisa como si así se despojase de su absurdo disfraz. A la camisa le siguieron sus pantalones.
Y asi, dejando un rastro de ropa de la cual se desprendía con indiferencia mientras que con su mano libre se aferraba a la botella de vino, se dirigió a su ya tan conocida habitación.
Que irónico resulta que se deshaga de todo aquello que le estorba para, día tras día volver al armario a por una de sus camisetas de infantiles dibujos que ella había odiado siempre. Aun conservaban su olor ese perfume que la hipnotizaba cada noche antes de sentir como el la envolvía entre sus brazos e iba poco a poco enrredando en su pelo hasta que sus labios atacaban su cuello.
Ahora se enfrentaba noche tras noche a la visión de una cama vacía de frías sabanas blancas, el aroma que ahora la acompañaba era el de un vino barato y sus buenos días los había cambiado por el frenazo de un coche que la hacia despertarse sobresaltada entre las sabanas manchadas de carmín para volver a disfrasarse otro día más.
viernes, 27 de febrero de 2015
Camino
Este comenzaba en una larga explanada que se bifurcaba en otros de apariencia insignificante, tan solo uno lleno de piedras y grietas algunas tan difíciles de traspasar que parecían el final del camino.
Ella, como siempre, se decantó por el camino mas difícil. Y ahora sentada allí en mitad del trayecto, mirando lo ya recorrido y lo que aun quedaba por recorrer se preguntó si era el adecuado, pues frente a sus ojos se elevaba imponente una cuesta infinita.
Al darse cuenta de que esa cuesta podía esconder mil maravillas al otro lado tomó aire y sonrió, si no habían cosas espléndidas al menos estaría mas cerca del cielo por un momento.
Y empezó a subir...