viernes, 18 de diciembre de 2015

Puede que me haya perdido en ese infinito del que no podemos huir. Y que hayamos dejado de ser.

Y aún recuerdo como quemaban las yemas de tus dedos recorriendome, fuimos en subjuntivo, quizás sin nunca llegar a ser.

Yo frente a esta lluvia torrencial de palabras que están mudas, sin ser capaz de articular ni tan solo una de ellas. Pero por dentro gritan, elevan su volumen hasta hacer estallar mi cabeza, y yo, sello los labios a cal y canto.

Ya no hueles, ni huelen mis sábanas. Ya no eres, ni volverás a ser. Ya no escribo, me enfrento a una pantalla en blanco y una aglomeración de palabras.

Me encuentro frente a la entrada del metro, abarrotada, colapsada de viandantes, cielos, como me cuesta recordarte.

Nos estamos acostumbrando a la distancia a faltar, y es raro estar.

Y no me entiendo ni yo, esto es el caos original. Ya no escribo, vómito palabras sin ton ni son.

Me refugio en mi mundo onírico particular, puede que pronto me vuelva desde allí, por ahora habito en este sueño.

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