Hueles
Hueles a hasta pronto, a cinta de embalaje y prisas, hueles a fugacidad de una noche de verano y te has quedado dos inviernos.
Hueles a noches en vilo, a besos de estación, hueles a despedida. A que quiero que te quedes conmigo, aunque no tengas un buen motivo.
Hueles a un después que no llega, a la última mirada desde el otro lado del andén. Y dios, ya no hueles más que en mis sábanas. Hueles a promesas de café por las mañanas, y a abrazos por la espalda.
Hueles a lluvia recién mojada sobre la hierba, a rosa recién cortada. Hueles a la tranquilidad que me das en mi cuerpo, al escuchar tus suspiros tras decirme: te quiero.
Hueles a besos por el cuello y a algún que otro poema de Bequer. Hueles a siglos de historia, a mitos y leyendas. Hueles a noches de sueños enredados. Y hueles a fuerza, a ganas de querer quedarse y a un no sé. Hueles tan a ti, que haces que mi piel ya no huela a miedo.
Hueles a recuerdo. Pues si bien hoy te tuve, también se que mañana no te tendré. Pues no se que hacer para que te quedes o que debes tu hacer, para que no me vaya yo también.
Y ya lo dijo Neruda, es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Y tu eres incertidumbre, un no sé constante de carne y hueso. Y yo aquí estoy repasando los pasos de nuestro baile, que no hay música que no suene a ti , ni olvido por largo que sea que no huela como hueles.No se si olvidaste ya nuestro ultimo beso. Pero quizás un día, oliendo cualquier cosa, la más mínima de la rutina, hara que haga que te acuerdes de mi.
Y me huele a lluvia, a tormenta que se acerca. Huele a huracanes de recuerdos que no quieren dormir. Me huele tan a ti que te siento aquí.
Y me huele a esperanza, a saber que aunque se muy bien que no regresarías, tengo la seguridad de que encontraré a otra persona con la que compartir mis sentimientos y pensamientos más profundos. Con quién despertar, reír y soñar, pese a ser tu con quien aprendí a amar.
Me enseñaste a amar y a morir de amor. Y ahora me dejas aquí sin haberme enseñado a olvidarte, a borrar la huellas de tus labios por mi piel. Y no, esta lección no la quiero aprender. Quiero que continué oliendo a café por las mañanas, y que los buenos días sean abrazos. Que no haya ganas de salir de la cama, que sea nuestro barco a la deriva.
Me acuerdo cuando nos besabamos y en vez de salir a la calle nos daba pereza por estas abrazados en la cama. Me acuerdo cuando me decías te quiero tras habernos picado entre cosquillas y jugueteos con la almohada. Me acuerdo lo que sentía y si eso no era felicidad, por lo menos, era lo que más se parecía.
Soñábamos un sueño infinito, y sin cerrar los ojos. Éramos ilusiones transitorias que se quedaron estancadas en un beso, profundo, cargado hasta las trancas. Igual que van los gintonic desde que no estás.
Espero más entradas contigo, corazón 😇 http://javydelaiglesia.blogspot.com.es/2015/12/hueles-con-ecos-del-olvido.html?m=0
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