lunes, 4 de enero de 2016
Bailes de colchón
Siempre nos quedamos a medias. A medias palabras, a medio camino de los sueños. A media vida de un mañana que no llega.
Diciendo que de medias naranjas va la cosa, y a mediados de diciembre ya pasaron por nuestro colchón más medios que nombres, esos nunca se recuerdan, y es que si no hay nombre no hay pecado.
Y así, a medias, buscábamos calor a mediados de diciembre. Cuellos altos y abrigo abrochados hasta arriba, los medios los dejamos para las noches cuando ya el alcohol calienta desde dentro.
Quisimos ser de los que ensayaban a solas durante noches eternas los pasos de nuestros bailes de colchón, que probábamos diferentes compañeros, para acabar con quien ya se lo sabía tan bien como nosotros.
De esos que sentían el ritmo dentro y que en la fusión se dejan llevar.
Aquellos a los que les palpitaba el sexo al ritmo del corazón, que desvestían corazas y arremetían contra un enemigo de recuerdos cargados.
La pareja de baile favorita a la que no le interesaba ser juzgada.
Te espero como siempre en la misma pista de baile, con los mismos pasos para caer rendidos otra vez a nuestros bailes a nuestro acto de fe. Volver a pisar la pista de una habitación con número.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario