El destello etéreo de los rayos de sol colandose entre las hojas verdes.
La tierra, llena de hojas y ramas. Tan húmeda después de un invierno largo, demasiado lluvioso, por dentro y por fuera.
Una brisa suave, tibia, que se cuela susurrando entre los mechones de pelo que invaden sus mejillas que e acercaras nuestro tan esperado calor.
El sol, baña los cuerpos pálidos. Y sobre la hierba aún húmeda descansan dos cuerpos cansados que ahogan en besos los gritos de espanto del recuerdo.
Dos cuerpos helados que se rozan sedientos de sudor de noches de infiernos de pasión, que se quitan el frío entre rachas de viento y alcohol.
Como en un bucle infinito a la espera del verano de cielos azules y bañadores descarados. Amores de verano en cuerpos de inviernos.
Risas de niños en cuerpos demasiado desgastados por los daños.
¡Hola Irina! Me encanta como escribes, un texto precioso. Pero me quedo con esto: "Y sobre la hierba aún húmeda descansan dos cuerpos cansados que ahogan en besos los gritos de espanto del recuerdo." Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Muchas gracias.
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