martes, 28 de julio de 2015

Gaudí de escarcha

Tenia una sonrisa de hielo y el corazón de acero, sus sentimientos no estaban acorazados, tan solo rodeados de una larga lista de decepciones.

No perdía las ganas, tan solo perdía el tiempo; y se quedaron sin oro sus cabellos, y la sonrisa de hielo los volvió escarcha.
Zurcaba con las manos el mapamundi de sus gestos ya marcados en el veterano rostro, grabadas sin tinta las heridas, mas tenaces y resistentes que cualquier aguja de esas que abandonó la generación perdida.

Su figura, mosaico enrevesado cual obra de Gaudí demasiado cansado de correr salpicado por la espuma del mar; que dejó en su piel el ingrato sabor a sal, que se torna amargo con el paso de los amantes, siempre demasiado cumplidores con la letanía de la despedida que ya le sonaba a banda sonora de uns vida de cristales rotos.